Beatriz y Manuel: una boda llena de romanticismo

Beatriz y Manuel se casaron en Madrid . La Basílica de la Concepción de Nuestra Señora, ubicada en el barrio de Salamanca, fue el lugar elegido por la pareja. Finalmente el 24 de septiembre de 2016 llegó el gran día.

Se conocieron en el entorno laboral, ya que los dos se dedican al mundo de la banca y su equipo de trabajo estaba formado por gente joven que enseguida hizo piña. Tras varios años de risas, confidencias y amistad, se dieron cuenta que estaban hechos el uno para el otro.

La celebración tuvo lugar en un entorno de ensueño, que pronunciaba ese marco de cuento de hadas que tanto significaba para los novios. Cuando vieron el Palacio de Aldovea tuvieron claro que ese sería el sitio dónde se desarrollaría la fiesta, el lugar perfecto para disfrutar de un evento así con la familia y los seres queridos. 

Manuel quería continuar con el romanticismo que invadió su pedida de mano en el Valle del Loira (Francia), cuando decidió arrodillarse ante Beatriz enfrente de uno de los castillos más impresionante de la zona, el Château d'Ussé.

Beatriz llegó a nosotras a través de unas referencias realizadas por José María Ruiz Seda Natural cuando acudieron para ver telas de vestidos de boda. Tanto su madre como ella, la gran protagonista del cuento, traían grandes ideas para un proyecto con tanto cariño y al que llevaban esperando mucho tiempo.

Finalmente entre nuestras aportaciones y sus preferencias, confeccionamos el vestido de Beatriz, cargado de ilusiones. Le diseñamos un cuerpo con crepe de seda en consonancia con la falda de tul a modo de pañuelo de la que se enamoró desde el primer instante. El resultado era espectacular desde la primera prueba del vestido.

Para su madre, confeccionamos un vestido en seda natural y una falda cortada en diferentes capas marcando el dégradé y su silueta. Los tonos rosas y malvas fueron los protagonistas del look de la madre de la novia.

Peinado: Beatriz no tenía muy claro en un primer momento lo que quería. Eran muchas ideas las que pasaban por su cabeza como a toda novia pero finalmente, Patrizia Sánchez supo dar perfectamente con el peinado que iba con ella. Además de original y elegante, conservaba la esencia de su personalidad ya que mantenía una línea natural, alegre y desenfadada.

Maquillaje: su mejor amiga recomendó a Beatriz al que sería su maquillador, Javier Montenegro.

Zapatos: los zapatos de novia los encarguó en Di Dom, eligiendo algo clásico pero que rompieran con los tradicionales zapatos blancos de novia. La pulsera, hecha con cristal de murano, fue un préstamo de su madre y los pendientes de Swaroski fue un regalo que le realizaron semanas antes de la boda.

Tocado: el tocado y el bordado en pedrería situado en la espalda del vestido, fueron obra de Carmen María Mayz, quienes elaboraron ambas piezas a medida para la ocasión. Ambas fueron todo un éxito entre todos los invitados, realzando el total look de nuestra novia.

Fotografía: se encargaron María Saavedra (para la ceremonia) y Click10 (para la celebración).

“Lo mejor del día de mi boda fue contraer matrimonio con el hombre de mi vida, acompañados de las personas más importantes para nosotros, nuestra familia y amigos.”

Fue el día más feliz de nuestra vida,  los invitados comentaban la felicidad y complicidad que transmitían los novios, y es que durante las 12 horas que duró la boda…no pudimos quitarnos ni por un segundo la sonrisa que lucíamos ese día.”